top of page

Soy artista plástica residente en Madrid. Pinto desde que sé coger un lápiz (coger un lápiz de aquella manera, como suele decirse, como lo cogería una niña de 2 años). Pero no he mejorado mucho en eso al crecer. A día de hoy sigo cogiendo "raro" el lápiz. Uso más dedos de lo normal. No sé, en el colegio siempre lo vieron como un detalle místico de artista, y no iba a ser yo quien desmintiese la magia de tal mito. Hoy en día, mi obra se ha vendido a multitud de clientes y coleccionistas que la aprecian, tanto en España, donde vivo, como en numerosos países extranjeros en Europa y el resto del mundo. ¿Cómo he pasado de ser un niña que no sabe coger el lápiz a eso? Te lo cuento. Crecí en Vigo, Galicia. Durante el colegio, mis profesores fueron advirtiendo a mis padres que "la niña tiene dotes destacables para las actividades artísticas". Así que, con 7 años, por orden y mando, empecé a estudiar dibujo y pintura con un pintor local, al cual le debo todas mis primeras influencias y conocimientos en cuanto a técnicas y estilos. Se llama Mingos Teixeira, y tenía un taller de arte cerca de mi casa. Aún recuerdo la primera vez que me llamó para pasar a la 'sala grande', la importante, en la que se pintaban cuadros en caballetes (hasta entonces, me mantenían en las mesas de una antesala en la que solo se dibujaba). Me dijo: "¡niña!, pasa por aquí" (llevaba tan poco tiempo que aún no se sabía mi nombre). Ese día empecé mi primera obra de “gran formato” (teniendo en cuenta que yo medía unos 120 centímetros, un papel de 60 era considerable para mí): un conejo al pastel que todavía conservo enmarcado en mi casa de la infancia. Pasé varios años con Mingos, gané algunos concursos de arte infantil, y, con la llegada de la tumultuosa adolescencia, sobre los 12, pedí a mis padres dejar las clases de pintura y estudiar piano. Yo era emocionalmente bastante intensa, y, sinceramente, necesitaba algo más inmediato con lo que expresarme. Pintar un cuadro era un proceso demasiado lento, para cuando lo terminaba ya estaba con la cabeza en otras cosas. Escribir una canción me permitía contar lo que sentía al momento. Y, así, dejé las clases de arte. Por la adolescencia. Pero, un día, mi padre se encontró con Mingos por la calle, y, en una corta conversación, se excusó un poco por mi retirada: “bueno, parece que María se cansó de la pintura...”. A lo que Mingos contestó: “no pasa nada, ya volverá. ¿A que se metió a clases de piano o algo por el estilo?”. Mi padre, sorprendido, asintió, y Mingos sentenció: “los que lo llevan dentro, siempre necesitan sacarlo de una forma u otra, nunca lo dejan”. Y Mingos tenía TODA la razón. Pasé los siguiente años entre clases de solfeo, composición, y por supuesto piano, hasta que “emigré” a Madrid a los 18 años, para estudiar en la Universidad. Todo el mundo me decía que tenía que estudiar Bellas Artes... Pero, verás... Esta es la cuestión, la verdad verdadera que no confesé a nadie en aquel momento: Yo tenía un noviete a distancia en Madrid, y lo que me interesaba era poder verle. Y resulta que Comunicación Audiovisual, en aquel momento, era una carrera que solo se impartía en Madrid y Salamanca. Así que, oficialmente, esa licenciatura era la que me interesaba. Así conseguí venirme a vivir a Madrid. No es el mejor motivo, lo admito ahora desde mi adultez, pero ¡eh!, al menos es una historia romántica. Es lo que tiene la adolescencia. Los años de Universidad y primeros trabajos vamos a pasarlos rápido: terminé mi carrera, un máster en diseño y posproducción, una tesina en Creatividad Aplicada y terminé trabajando como editora de vídeo y creativa multimedia en productoras varias y televisión. Ah, y lo del noviete no me duró ni 2 años. Estaba claro. La cuestión es que toda esta formación y experiencia amplió mi concepto de la imagen y me abrió puertas a otras formas de arte como el cine, la fotografía y el diseño gráfico. Mis obras actuales no serían las mismas sin todas esas bases en composición, luz, color y narrativa. Lo interesante es que durante todos estos años nunca dejé de pintar. Mingos tenía razón: todo lo que estudiaba y lo que creaba a nivel profesional o personal, estaba relacionado con lo artístico. Y, en mi tiempo libre, seguía pintando. No había dejado de hacerlo desde los 12 años. Pero lo veía como algo privado, algo para mí. A pesar de que siempre era en lo que más había destacado, lo que los demás siempre habían resaltado sobre mí, no sé por qué, pero nunca me lo planteé como una profesión real. Bueno, puede que lo sepa. Seguramente será por el concepto que la sociedad tiene sobre los artistas (la sociedad, la siempre fácilmente culpable de todo lo que nos acontece). El caso es que un día normal, en la redacción de televisión en la que trabajaba (y este es el verdadero plot twist de esta historia), en una conversación también normal con uno de mis compañeros, le conté que me gustaba pintar. Y, como ya era época de móviles (es que ya hemos llegado a 2014), me pidió que le mostrase alguna de las fotos de mis cuadros. Le enseñé una pintura abstracta reciente, y, sus palabras fueron: (atención) “Pero, ¿tú qué haces trabajando aquí?”. Me quedé estupefacta. Continuó: “¿por qué no te dedicas a pintar y vender tus obras?” Y, en ese momento, se produjo la iluminación. Nunca me lo había planteado, y, de repente, me di cuenta de que era una opción real. Por supuesto, una opción mil veces más deseada por mi yo interno. ¿Trabajar haciendo lo que mejor sé hacer y lo que los demás siempre han apreciado más de mí? Gracias Moi. Por eso, preparé rápidamente un dossier con las mejores obras que había hecho hasta la fecha y en 2015 lo envié a varias galerías de Madrid. Mira, nuevamente gracias a Internet, puedo revisar mi carpeta de enviados en Gmail y contar el número de dossieres que envié. Fueron 19. De esas, me contestaron 3. De esas tres, una me dijo que gracias, pero que tenían el calendario de exposiciones lleno por años. Otra, me dijo que para el año siguiente podrían exponerme. Y, la última, me concertó una cita al momento. Adivina con cuál me quedé. El resto, te lo resumo rápido: fui a la cita, conocí al galerista, él se pasó otro día por mi casa para ver las obras en persona, se llevó dos de ellas para exponerlas, y, en pocos días, se vendieron las dos. Había comenzado mi carrera profesional como artista plástica. Desde 2015 hasta 2024 fui representada por esta galería (si te interesa saberlo, en el CV puedes consultar su nombre). Nueve años de numerosas exposiciones colectivas y tres individuales, entre otras acciones y eventos varios (sí, en el CV los tengo ordenaditos por fecha). Y, llegando a la actualidad (¡por fin! Perdóname... aunque si has llegado hasta aquí, es que te estaba interesando la historia), pasaron dos cosas: La primera: yo ya estaba cansada de no tener el control de mi trabajo (ya sabes, exclusividad con la galería, no poder exponer ni vender por mi cuenta, altas comisiones...) y quería libertad. Y la segunda: la galería quería cambiar de rumbo estilístico. Así que, uniéndose los momentos, me convertí en artista independiente. Donde quería estar. Donde estoy ahora. Y donde mejor he estado nunca.

Trabajo principalmente con óleo y mis obras están siempre entre la figuración y la abstracción. La estética, a través de la armonía entre composición y color, y una narrativa emocional, son muy importantes en mis pinturas. Intento captar un instante de realidad que ponga de relieve la relatividad de la mirada, para que el cosmos interior de los sujetos y objetos representados emerja desde un lugar no visible en el mundo objetivo. GALERÍAS 2015 - 2024 Artista representada por la David Bardía Art Gallery de Madrid. 2015 - 2024 Colección permanente en De Gallery Miami. EXPOSICIONES COLECTIVAS 2015 “Una ventana a Malasaña” (Feeding Art, Madrid) Julio. 2015 “Summer Colors” (David Bardía, Madrid) Julio - septiembre. 2016 Exposición colectiva de verano (David Bardía, Madrid) Junio – septiembre. 2017 Colectiva de primavera (David Bardía, Madrid) Abril. 2017 Colectiva de verano (David Bardía, Madrid) Julio – septiembre. 2017 ’Sueños del Siglo XXI’ (Bodegas Campillo, Laguardia, Logroño) Septiembre – octubre. 2017 Colectiva Diciembre David Bardía. 2017 Obras cedidas para el rodaje de la serie RTVE ‘Traición’. 2018 Colectiva Otoño David Bardía. 2019 Colectiva Verano David Bardía. 2019 Colectiva Invierno David Bardía. 2020 Colectiva Otoño David Bardía. 2021 Exposición Colectiva David Bardía. Mayo. 2022 Exposición de varias obras en el interior del Hotel Wellington, Madrid. 2022 Colectiva Otoño, David Bardía Art Gallery. Noviembre. 2023 Colectiva “Colors”, David Bardía Art Gallery. Febrero. EXPOSICIONES INDIVIDUALES 2017 “Lugar de posibilidades” (David Bardía, Madrid) 12 enero – 11 febrero. 2019 “Nova” (David Bardía, Madrid) 25 Abril - 25 Mayo. 2023 “Quiebro y Luz” (David Bardía Art Gallery, Madrid) 14 Junio – 15 Julio. EVENTOS 2019 Subasta benéfica de Venus intervenida para Smylife Collection en Museo Thyssen-Bornemisza (Madrid, 21 Noviembre). 2022 Subasta benéfica de zapatillas intervenidas para el proyecto ’Time To Walk Ucrania’ en colaboración con Galería David Bardía, Callahan y Fashion Art Institute (Madrid, 2 de junio). PRENSA 2016 Artista del mes de Abril en newsletter Dichtkunst Magazine. 2019 Vanitatis, mención en artículo sobre subasta Smylife. 2020 Entrevista Amei Magazine 2022 Flash Moda, RTVE. Aparición en capítulo del 14 de Mayo. 2023 “María Álvarez, entre el quiebro y la luz” Revista Descubrir el Arte 2023 Mención en artículo “‘BOOM’ DE ARTE CONTEMPORÁNEO EN EL BARRIO DE SALAMANCA”, El Confidencial Online PREMIOS 1992 3o Premio (Certamen Muebles Terrón, Vigo) 1997 1o Premio (X Mostra de Arte Infantil de Vigo) 1997 1o Premio (IV Certamen de Arte Postal, Concello de Vigo)

bottom of page